En la Fotografía de izquierda a derecha Coco Mata, Gaby Bravo, Lesly Simon, Eli Bravo, Cecilia Sprecace y Michelle Poler / FOTO: Cortesía de Katty Cantalamessa

Sin duda, los espacios de encuentro se revalorizan. Más allá de ser una tendencia global, se está generando una energía que afortunadamente nos está moviendo hacia acciones que apunten al beneficio común. Un interés que ha despertado en todas las generaciones.

Por Lesly Simon

Compartir lo positivo y las miles de maneras de hacer de nuestro entorno un lugar mejor, es un ejercicio pertinente para practicar todos los días. En medio de tantas circunstancias, que a veces parecen hostiles o muy complejas, sentirnos útiles es una maravillosa oportunidad para comenzar a ver las situaciones bajo otro cristal. Una invitación abierta para ser partícipes y hacedores de realidades. Cosa que además, para quienes estamos fuera de nuestro querido país, se perfila como una necesidad que nace del interés por mantenernos vinculados y haciendo algo de provecho más allá de nuestra propia dinámica del día a día.

Por experiencias de vida, y una trayectoria profesional muy nutritiva por tantas oportunidades, he estado involucrada en distintas iniciativas que han sido alimento para el alma. Eso me ha permitido descubrir habilidades en mí que no sabía que tenía, incluso, explorar y proyectar aún más las que sí tenía identificadas.

Me mueve la energía del dar, extender mis manos para acompañar, ofrecer siempre lo mejor y lo que más valoro, ubicar oportunidades para construir juntos. Me impulsa creer que es posible tener un mundo mucho más accesible y amable, inclusivo. Totalmente motivada a dar soporte a la generación de relevo, impulsando el futuro. De eso y más, podremos conversar acá.

Así que valoro enormemente que nos encontremos a través de esta ventana, donde podremos compartir experiencias y las oportunidades que existen para participar. Este camino también representó para mí salir de la zona de confort. Una vez que caes en cuenta de todas las cosas que puedes hacer, se desata un maravilloso vicio, donde descubres en cada organización proyectos que te atrapan. Aunque amaba mi trabajo, esta fuerza interna por dedicarme a algo propio, con un valor social, me llevó a retarme.

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